Era Imposible

¡Jaque Mate! Eh ahí el quid de la cuestión, lo que realmente sentía Catrina por Deacon. Escuchó con atención, los dedos entrelazados, como rezando una plegaria, sobre sus labios en una actitud que reflejaba que estaba reflixionando, entendiendo sus palabras. Suspiró con frustración, odiaba en cierto punto aquél rollo ¿Porqué complicar tanto las cosas? ¿Cuál era la diverción, el entretenienimiento de todo aquello? ¿Porqué Deacon hacía lo que hacía? Muchas preguntas, estaba segura que esta noche no dormiría absolutamente nada.

- Parece... una.. ¿mezcla de sentimientos? Todo es muy confuso, me cuesta -comentó mas para si que para Catrina. viendo su rostro, pero sin ver en realidad. Algó le llamó la atención, entendía que sufriera y mucho, que le doliera pero... ¿La mataba?- Te esta matando... tu quieres que muera contigo, quieres verle a los ojos. A ver Catrina ¿Lo amas? ¿Te gusta? ¿Te atrae? ¿Sientes alguna debilidad por él? Porque.. ahora que lo pienso... -hizo una pequeña pausa, enfocó los ojos en los de su amiga, sosteniendo su mirada- El amor y el odio van de la mano, entre ellos solo hay una fina linea, una que puede se cruzada tantísimas veces, no hay punto intermedio, no hay opción -frunció el ceño, mirando por arriba del hombro de Catry- o tal vez sí, existe el olvido, pero donde hubo fuego quedan cenizas, indicios. -se encogió de hombros- No creo que tenga mucho que ver, pero una cosa conduce a la otra -se mordió el labio, sintiendosé un tanto extraña. ¿Cömo podía hablar de ese modo?

Se quedó callada unos instantes al oirla, claro, otra cosa no podía esperar y no sabía bien porqué, pero ya le parecía que su padre tampoco estaba vivo.

- ¿Duele mucho si pregunto cómo murio? -puesto que no quería seguir haciendole mal, quería tener tacto.

Sonrió como si Sunny fuese la del problema- Para ti es confuso, imagínate para mí -le dijo divertida. No hubiese esperado que fuese así. Su compañera de habitación estaba confundida con sus propios problemas. Para ella era normal. En su diario vivir, Deacon simbolizaba mucho.

Escuchas sus palabras desde las de su compañera, era peculiar. Así se daba cuenta que no tenía mucho sentido. Menos si no te contaban la historia. Cerró los ojos, prefería concentrarse en las cosas así. Sin ver a la persona. Sabía la respuesta. Pero temía tanto que las paredes la oyeran. Que alguien, además de Sunny la oyera.

Por eso se acercó. Acortó la distancia con ella. Se encorvó un poco como si le fuese a enseñar su gran secreto. Mantuvo la voz baja en todo momento- Tendría que ser masoquista para amarlo -le recordó.

En autoreflejo llevó su mano a su colgante- Me gusta, no soy ciega, también me atrae. Es el tipo de chico que me gusta -no era lo suyo los fornidos. Le gustaba lo andrógino en algunas cosas- Con él cerca me duele el corazón. S

iempre me termina lastimando. Me frustro tanto. Juega conmigo -sonríe- pero yo no soy inocente. Tal vez tuvo muchas mujeres. Pero yo, su 'propiedad' también ha vivido. Me gusta recordarle eso -le gustaba lastimarlo. Lástima que no lo lograda de la misma magnitud.

El amor y el odio. El amor y el odio estaban separados por una línea fina. Palabras sabias. Pero pensó que amaría como su padre, intenso, apasionado, franco aunque no le creyeran. Y tal vez no era así.

Volvió a bajar la mirada. No le costó recordar el acuerdo. La 'madre' murió asesinada, como su abuela Sarah. Y el 'padre'...- Él era médico, regresaba al hogar. Lo esperábamos y no llegó. La policía se anunció. Papá venía, hubo un accidente, él también fue herido. Pero ayudó a otros y murió cuando un auto explotó -levantó la mirada. Su rostro parecía que luchaba por sostener sus facciones serias y ocultar tristeza.

Claro, si para ella era confuso, Catrina directamente no sabía por dónde comenzar ni qué hacer. Se mordió con fuerza el labio, era, era una necesidad el ayudarla, lo necesitaba, debía hacerlo y tenía que lograr la forma, tenía que llegar a su objetivo, solo que, no sabía cómo hacerlo y ya no sabía cual era el fin de todo esto. ¿Para saber porqué Deacon la trataba asi? ¿Para hacer que no sufra más? Se le había olvidad ¿Cómo era pocible?

Se la quedó mirando cuando se acercó, a sabiendas que el dato que le faltaba estaba a punto de ser revelado, tenía los labios entreabiertos, escuchando con mucho cuidado de no perder palabra algúna.

- Entonces, a ver... -se aclaró la garganata como si eso acomodara sus ideas- Te gusta, pero te lastíma. Preferirías no estar obligada a casarte ¿Si no estuvieras obligada lo harías? ¿Por decición propia? ¿Con elección de no hacerlo? -enmarcó las cejas, curiosa, eso era algo qué, si bien no era tan importante, ayudaba mucho- Ahora lo único que me falta por saber es si a él también le gustas y porqué hace lo que hace -frunció el ceño- y podré... lograr mi... ¿cometido? -bufó- ¡Se me ha olvidado el jodido objetivo! -se cruzó de brazos, como si estuviera enfadada, indignada. Se hechó hacia atras mirando a su amiga.- No importa, tarde o temprano lo recordaré -se encogió de hombros regalándole una sonrisa despreocupada, rayando en la diverción.

Abrió la boca y se quedó mirando fijamente a Catrina un poco impactada, sus fracciones denotaban la tristeza que sentía y Sunny no la culpaba pero era algo que se le antojaba casi impocible.

- Fue, un... poco... trájico... -comentó al borde de una risa gutural pero que era disimulada a la perfección con una exelente cara de Pócker por parte de Sun. Enmarcó las cejas, encogiéndosé de hombros "Esas cosas pasan en lavida, hay que a prender a ser fuertes y superarlas... No se puede vivir con el fantasma del pasado" Fantasmas. Se quedó muy quita, mirando por la ventana. Comenzaba a darse cuenta que su amiga no sabía nada de nada de ella. Pero eso era porque ella era una chica que se dedicaba a escuchar y aconsejar, cuando le preguntaban, ella respondía. No era tan suelta para contar tanto a sus anchas y sin invitación.

Nunca había tenido opción sobre aquello. Así que nunca se lo había preguntado. Ella podía ser una genio en mil y una cosas. Pero eso se le había pasado. Mil ideas pasaron por su cabeza. Miles de posibilidades- Tendría que ser masoquista si quisiera casarme estando como están las cosas -negó resignada. No supo porque, pero sonrió- Si él fuera... no lo se. Si me prestara atención. Si ya no hubiese otras. Si pudiese tratarme bien. A veces creo que lo pongo nervioso... Si no estuviera a la defensiva -esa era una buena idea.

Si él no estaba a la defensiva, ella no tendría porque reaccionar mal. Llevó sus finos dedos a tocar sus labios. Oculto su sonrisa. Pero rió divertida. Olvidar el motivo de tanta indagación era realmente divertido. Ella negó aún riendo- No tengo idea del cometido ¡Tal vez es entender a Deacon! -como si hubiese dicho 'vivir en el Sol'.

Asintió con solemnidad. Pese a todo, debía notarse que el echo había pasado hace mucho. Que ya no podía hacer ya nada al respecto. Le observó largamente. Ya relajada. El tema sobre ella, debía haber pasado- Ahora cuéntame de ti ¡Tu vida! ¿Cómo llegaste aquí? Tus gustos ¡Todo! -su interés por los humanos casi era tan grande que el que sentía por los vampiros.

Le parecía que la palabra 'masoquista' era una de las favoritas de su amiga puesto que la había usado en varias ocaciones ese día pero bueno, ese era el mejor término para describirle. Le escuchó con atención, mientras sona pequeña sonrisa pícara se hacía poco a poco mas grande, a cada palabra, a cada idea.

- Um... yo no se ¿Te ponen celosas las 'otras'? Yo creo que si te presta atención, la suficiente para hacerte rabiar -se mordió el labio- si le pones nervioso es algo bueno -rió entre dientes, ese era un tema de chicas, muy, muy de chicas. Pero se sentía extraña, porque no había tenído demasiada experiencia como para habalr así, lo único que la guiaba era su intución, estaba segura que no sería nada sin ella. La observó reirse, ella era propensa a olvidarse rápido de las cosas, por eso llevaba una agenda y su diario de vida, si las perdía, perdía su vida. Al escucharla asintió repetidas veces, haciendo memoria y sintiéndose algo estúpida.

- Verdad, verdad, era eso -sonrió divertida- Creo que vas a tener que acostumbrarte, mi memoria es mala -Se mordió el labio y en cuanto escuchó que le preguntaba sobre su vida, buscó con los ojos algo, repasando cada lugar pero sin moverse. Buscaba su Diario.- Pues, creo que deberias preguntarme cosas en concreto, no suelo tener mucha imaginación en esto -rió entre dientes. Inspiró aire, a su pesar, debía mencionar a esa persona que ya no estaba en su familia y añoraba con locura. Lo había superado, pero la extrañaba.

- Puedo decir que mi madre murió en un accidente de coche, que mi hermana Joana es psicóloga y mi padre, mi padre dirige el negocio familiar desde casa, encargandose de Thomas -era casi palpable el amor que ponía en el nombre de su pequeño ehrmano, de su adoración.- Me gusta la fotografía, no me agrada mi padre, mis colores favoritos son el violeta y el negro, llegué aquí para complacer a mi papá y mis abuelos murieron en casa, los encontramos en una escena un tanto extraña -miró de reojo a su amiga, solo mantenía una pequeña sonrisa pero sus ojos parecían sumerjidos en los recuerdos del pasado, caragdos de antigua tristeza.

Su rostro lo ocultó contra sus rodillas. Atenta a la sonrisa que se le formaba. No presagiaba nada bueno.

Abrió los ojos admirada. Negó más de una vez espantada de la idea- Realmente es porque me odian. Y hacerme enemistad por algo que ni provoqué, no me gusta -explicó, echando su cuerpo contra el espaldar de su silla.

Nunca había pensado que ponerlo nervioso fuese algo bueno. Pues, había deducido que era malo. Al final se ponía de malos términos y se iba- Si quisiera ponerlo nervioso, me disfrazo, me cuelo a su cuarto cuando este solo y me le trepo encima. Como es él, me empuja y me manda al infierno -Y si hiciera eso a otro chico, tendría una interesante y poco censurada historia.

Encogió sus hombros y le sonrió para calmarla- Es lo de menos -le aseguró. Le parecía interesante. Todo en su vida era tan calculado, que cositas así le parecían interesantes.

Le escuchó atentamente. Asintió un par de veces y su cuerpo se hizo hacia adelante. Prestó atención y le comprendió. La envidió en cuestión de hermanos. Siempre quiso unos. Claro, tenía a Tamara, pero era la pieza favorita de su padre.

Sus ojos se abrieron, supo comprender porque no al modelaje- Fotografía. Bueno, ya sabes, cuando quieras hacer pasantías me dices y te pongo en contacto -le ofreció. Después de todo, si podías ayudar, como decía su padre, debías hacerlo. Le hubiese podido indagar, le dio curiosidad sobre los abuelos. Si, su curiosidad no tenía fronteras ni límites. Prefirió así ir hacia los colores- Son convinables -aceptó. Su padre daría en brazo para que ella usara violeta.

Pero claro ¿En qué pensaba? Ella no se iba hacer enemiga de aquellas zombies qu e vivian, respiraban y comian Deacon tan cual algunas amigas suyas hacían con una banda de Pop comercial la cual ella tenía muchísimas ganas de masacrar. Rió al verla negrar con espanto, llevando una mano a sus labios.

- De pende con qué te disfraces, no se si en realidad te empuje -se encogió de hombros, ella ya sabía que Deacon era una persona impredecible, ella misma lo había comprobado anteriormente. Sonrió divertida y se encogió de hombros, verdaderamente no pensaba mucho en el trabajo porque también tenía la opción de irse a vivir a Hawai con su pequeño hermano y no aparecer nunca más por ningún lado.

- En realidad, me gustaría dedicarme a las Bellas Artes, en general -no dijo mas nada puesto que no se le ocurría qué más contar sobre ella. Había dicho lo básico y hablar de su personalidad sería algo estúpido ya que creía que el tiepo que había estado con su amiga era suficiente para hacerse a la idea, además de que a una persona no se le podía conocer totalente en una sola tarde.

Rió confidente. Fingió que se lo meditaba mucho. Claro, claro. Todo dependía del vestuario- Yo opino que si me disfrazo de sirvienta, enfermera, profesora, contorsionista o policía -el muy chistoso le dijo que esa era su fantasía. No le creía- se burla de mí, me baja puntos de autoestima y... claro, luego me bota -junto las puntas de sus dedos de ambas manos a la altura de sus labios mientras reía.

Los ojos se le fueron abriendo- Claro, el próximo año debes estar en la universidad -murmuró. Claro, tenía sentido. Ya comprendía. Para ella faltaban tres años para saber de su vida o no vida. Pero Sunny tenía una plena y creciente vida en frente. Le dio envidia- Ya se, cuéntame como son las fiestas aquí. Siempre hacen una ¿No? Toda de gala, seré tan torpe ese día -se rió más.

Rodó los ojos preguntandosé con cierto pesar porque ella tenía una imagen tan negativa del muchacho, pero la respuesta vino sola. Por los maltratos de parte de este para con ella. Suspiró, no estaba segura de eso pero algo le decía que pasaría algo totalmente distinto.

- Yo creo que pasaría lo contrario -comentó como si dijera que estaba lloviendo afuera.- No seas tan pesimista, Cat -sonrió casi con dulzura mientras le observaba reir. En verdad ella no pensaba que había una mínima pocibilidad de que el chico la quisiera. Asentió a lo que ella estaba deduciendo, claro.

- A la Universidad de Bellas Artes en Italia -comentó, como dato extra para decir algo mas sobre su vida. Abrió los ojos un poco más pero asintió, haciendo memoria, sonriendo. amaba las fiestas que se hacían ahí.- Pues, son bailes. Es hermoso, decoran el salón y todos bailan el vals -mordió su labio inferior- es como.. mágico -la miró con ojos soñadores, rememorando. Aunque los últimos habían sido un poco ¿raros?

Un puchero se formó en sus labios. A poco fue sonriendo- ¿Apostamos? Soy capaz de hacerlo para confirmar mi teoría -lo bueno de los hijos de vampiros es que dormían profundamente como humanos- puedo comprar por aquí el traje y me llegaría pronto -sonrie en grande. Con cierta malicia ¿Qué perdía?


Italia. Cerró los ojos. Se negó al recuerdo. Los abrió para compartir con ella la idea- Este será tu tercera fiesta... Ya quiero que sea el día de brujas entonces -murmuró. Aunque ¿Con quién iría? Mejor ni pensar en eso.

Observó su puchero, tal cual ella los hacía y le trajo recuerdos de su hermano pequeño, lo cual le hizo sonreir con cierta ternura y mucha diverción. ¿Cómo podía agradarle tanto esta chica? No lo sabía ni le importaba, lo bueno era que tenía una nueva amiga. Su sonrisa, poco a poco, a medida que escuchaba las palabras de Catrina, se hacía pícara y maligna.

- ¡Es una apuesta! -lanzó una pequeña carcajada ¿Cuando se había resistido a una?- Te disfrazarás de enfermera, irás al cuarto de Deacon y te le trepas ensima -mordió su labio para contener otra risa- Quiero ver los resultados -comentó con ansias, con ganas de presenciar el momento teniendo una cámara y hacerle una foto a la cara del chico cuando viera a Catrina.

Asintió. Sinceramente amaba esos acontecimientos, la música, los trajes, la decoración.

- Exacto -sonrió divertida y con su típico aire risueño, aniñado. Volvió la vista por la ventana. No había época mas feliz para ella que la de las fiestas, era como un sueño. Todos perfectos, bailando al ritmo, parecían coreografías ensayadas.

Volvió a juntar la punta de sus dedos a la altura de sus labios mientras reía. Casi cerraba los ojos. Nunca en su vida había tenido una charla así. Pero supuso que debía ser así una conversación entre chicas.

Nunca se echaba para atrás en una apuesta. Nunca. Extendió la mano- Puedes espiar a través de la puerta. Claro, si no temes ser atrapada -le recordó maliciosa. Un traje de enfermera, se puso a buscar en el internet a ver que encontraba.

Deacon se infartaría, solo tendría que verse la manera de desaparecer a su compañero humano. Así estarían solos. Y Sunny vería como la botaban al suelo. Ya no sonaba tan mal la idea- Si pasa ya-tu-sabes-que tu ganas. Si no pasa eso, yo gano -meditó- ¿Qué hará la perdedora?

Le tomó la mano para llamar su atención- ¿Me enseñarás como bailar eso?

¿Temer ser atrapada? Le habían atrapado en cosas peores que espieando fuera pero sería peor para Catrina. En fin, enmarcó una ceja, en algo en lo que Sunny definitivamente se consideraba perfeccionista era en un trato. No le gustaban los cabos sueltos, por eso antes de tomar la mano de la chica inspiró aire para dictar los últimos detalles.

- Claro que no temo ser atrapada. Y, no le podemos decir a Deacon, ninguna de las dos, que fué una apuesta. Si te pregunta, le inventas algo. Si resulta, pues, viva yo -rió entre dientes- Yo sacaré al compañero de ahí, ya veré cómo -rodó los ojos, haciendosé a la idea- Trataré de cuidar la entrada, lo haremos este fin de semana. Y claro, no solo debes treparte, primero debes seducirlo -Sonrió maliciosa, extendiendo la mano también, para que ella tomara la suya. Sería muy interesante, podía paladearlo.- No sé qué puede hacer la perdedora, eso dilo tú -no tenía tanta imaginación para eso.

- ¿Bailar el vals? -alzó las cejas. Era raro, desde muy pequeña sabía cómo bailarlo y si Catrina pertenecía a la 'alta sociedad' también deberia saberlo. Se encogió de hombros- De acuerto -accedió divertida.

Sunny tenía coraje. Eso sí le agradaba. Así era posible hacer travesuras. A fin de cuentas aun era joven. Tal vez siempre lo fuese. Pero esta era la edad de serlo.

Oh. Era verdad. Era mejor que Sunny viera por el compañero de Deacon ¿Qué haría? Le daba curiosidad- Ni una palabra, descuida -se moriría de verguenza si él lo sabía. Saltaría por una ventana. No exageraba. Abrió los ojos. La quijada casi se le desencaja- ¡Seducirlo! -no gritó pero se tapó la boca- Yo no se hacer eso -en las fotos sí. No en la vida real. No era su madre- me voy a ver patética -se ríe ante la idea.

Meditó un poco- La perdedora le deberá una a la otra. Y cuando quiera, la otra le cobra el favor como quiera -no tenía una mejor idea. Ella sabía bailes muy antiguos pero el vals extrañamente no se le daba- Silvio me consintió mucho. Antes no quería aprender a bailar. Ahora me arrepiento

Una sonrisa un tanto maligna estaba en sus labios, era todo eso muy delicioso para ella, las pocas veces que hacía 'travesuras' eran magníficas, le encantaba, la emosion, los nervios, las ansias. Era genial todo eso para ella que no eran emosiones que viviera diariamente por eso trataba de disfrutarlas al máximo. Además, aquel sentimiento reflejado en el rostro de su compañera lo mejoraba todo aún. Oh, si.

- Seducirlo -repitió y rió levemente entre dientes, divertida- Lo harás bien, usa tu encanto femenino -le hizo ojitos durante unos segundos imitando los 'encantos femeninos' aunque era solo de broma, se lo decía muy en serio. Esuchó la propuesta para el castigo y asintió divertida, la verdad que había pocas cosas que no estubiera dispuesta a hacer.

- Me parece bien -comentó y rió otra vez entre dientes- No te preocupes, te enseñaré a bailar el vals, no querrás pasar verguenza en el baile con tu Deacon -le guiñó un ojo confidencial, aunque solo le decía aquello para picarla.

La caidita de ojos no era lo suyo. Ya. Le iba a tocar leer el antiguo diario de su madre para saber seducir. Pues si una vampira como ella había hechizado a su padre, pese a ser la hija de su gran amor. Todo era posible.

Pero igual. No se veía haciendo eso. Deacon se asustaría. Bueno. Eso le hizo reír- No se me quita de la cabeza. Si lo intento seducir se va a asustar. Creo que beberé un poco para poder hacerlo -para relajarse. No era tanto de beber.

Rió. Se tapó la boca y luego negó- Ya. Deacon y yo en el baile. Y muchas mujeres queriendo matarme. Después me encuentran muerta en el bosque -claro, exageraba- No gracias

Sonrió fujaz al notar que su objetivo, uno de los tantos, había sido cumplido. Le parecía un poco conto que el hacer reir a Catrina con sus caras raras y gestos exagerados fuera una meta, pero siempre se imponía nuevos retos, por muy pequeños que fuesen. Se encogió de hombros, suspirando levemenbte.

- Catrina, no te ahoges en un baso de agua, solo sé tu misma, pero.. no le pelees ni nada -sonrió divertida, el alcohol no era algo que le gustara demasiado. Todos sus amigos la trataban como si fuera una santurrona, pero el negarse a beber o fumar y el hecho de ser virgen no la convertían en una 'buena niña'.

Rió divertida mientras negaba con la cabeza varias veces, no podía creer que fuese tan malo.

- Ya. Vamos, no seas pesimista, te apuesto lo que tu quieras que Deacon te invita a ti -mordió su labio inferior, con una mirada un tanto pícara, otra apuesta se avecinaba y casualmente del mismo tema. Su amiga y su pareja.

Apoyó su mano contra su pecho y fingió completa inocencia. Algo no tan de ella. Pero igual- Pero si pelear es parte de mi naturaleza -como si fuese tan obvio como el cielo azul.

Negó una y otra vez. No se veía con Deacon en el baile. Realmente esperaba quedarse con su padre aunque fuese patético. O peor, su padre tendría cita. Ella vería tele. Eso- Oh vamos, estoy segura de que ya tiene pareja incluso

Rodó los ojos, estaba segura que si se lo proponía Catrina podía ser muy amable con el chico. Pero estaba segura que su amiga necesitaba la misma respuesta del otro lado, a nadie le gusta que te tranten mal cuando uno trataba bien. El caso era que no entendía porqué no lo intentaba, en fin.

- Hazlo por la apuesta, si lo tratas mal obviamente te tratará mal -enmarcó una ceja- estoy segura que si eres buena con él cambiará -se sonrió divertida, porque no tenía exctamente la certeza de eso, lo decía porque sí, solo por hablar. Se la quedó mirando, cómo negaba.

- ¿Quieres dejar de ser pesimista por un momento? -suspiró medio frustrada, si ella seguía con esa actitud tan negativa, Sunny no dudaría en golpearla. Le ponía de los nervios el verla así. Sabía que era una medida un tanto exagerada, pero así era ella, llevaba todo al extremo.

Bueno. Bueno. Pelear no era parte de su naturaleza. Pelear era parte de su convivir con Deacon. Realmente, con otras personas era muy amable. No era una chica social. Pero si amable.

En sus labios se formó un puchero- Pues él no es que me trate de mil amores -le recordó. Porque toda esa conversación inició por ello. Deacon también era malo con ella. Pero lo intentaría. La próxima vez que lo viese, lo haría (Véase resultados en la enfermería)- Bueno, le extenderé la mano. Lo que pase después. Bueno o malo. Será por él -se resignó. Sunny tenía forma de convencerla.

Miró el techo- Soy realista. No has vivido lo que yo -le recordó.

"Ni vivirás lo que yo. A menos que un vampiro te convierta. A menos que seas su esclava. Pero te deseo lo mejor" pensó.

Le costaba admitirlo. Que las cosas le fueran bien con él. Era como danzar sin caerse.

Hizo caso omiso a su primer comentario, sin hacer ningún gesto, como si Catrina nunca lo hubiese dicho para luego sonreir satisfecha, victoriosa. ¿Cuantas veces ganaba en algo? Pocas y en esas contadas ocaciones las disfrutaba, las saboreaba, le sabían exquisitas por muy pequeñas que fuesen. Asintió, mientras se mordía el interior de la megilla y miraba de reojo a su amiga.

- Muy bien, por algo hay que empezar -sonrió encantadora. Al escuchar lo otro se detubo, ella era realista, siempre había una posibilidad, siempe había que tener esperanzas, pero claro, no ilucionarse. Y eso a veces era algo, un tanto, complicado. Por las iluciones y las esperanzas también iban de la mano.

- Lo se, sé que no he pasado nada de lo que tu sí y puede que no sea tan experimentada como para aconsejarte. Pero para algo tenemos dos orejas y una boca -su sonrisa era enigmática. No siempre la sabiduría venía de los libros y las experiencias. La cosa era, ecuchar más y hablar menos.

Asintió. Ya ahí vería que hacer. Después de todo era tan impredecible. Y ella era capaz de hacer locuras. Pero no era masoquista. Eso si que no. Así que se haría respetar. No caería bajo.

Acaba de aceptar un giro en su vida. Un gran giro. No se negaría al resultado. Ella misma se estaba arriesgando. Para no ser parte de las historias locas. Aquellas que demoraban años. Apostaría todo en un primer paso.

Orejas y boca. Eso le hizo sonreír y miró la hora- Vamos chica orejas y boca, el toque de queda inicia -además ya le entraba sed- por hoy hemos tenido mucho de hablar sobre Deacon -murmuró.

Rió divertida meintras asentía varias veces y se ponía en pie para estirarse tal cual felino. Miró a Catrina y se fijó en su ropa que ya estaba seca y cabello, a juzgar por su color, también. La verdad era que Cat tenía razón, habían hablando mucho y Sunny esperaba que eso le sirviera de algo, aún necesiraba acomodar sus propias ideas.

- Vamos, pues -hizo un ademán con la cabeza en dirección a la puerta y a medio camino se paró en sero, esbozando una sonrisa divertida- ¿No era que no querías que tus fotos se hicieran públicas? -miró la pantalla del ordenador- Será mejor que borres el historial de exploración -rió entre dientes por la situación mientras unas cuantas fotos se le hacian presentes otra vez. Negó con la cabeza, sin poder imaginarse lo que haría Deacon con ellas.

Cuando lo mencionó fue a ella y la abrazó-Sunny ¿Qué ha sido de mi vida sin ti todos estos años? ¡Casi lo olvido! -claro que su padre había echo una instalación en los ordenadores para que todo llegara a él. Desde su cuarto revisaba todo. De seguro y él le haría el favor.

Pero mejor hacerle caso a su nueva amiga. Regresó sus pasos al ordenador. Se agachó y conectó la flash al puerto USB. Un programa se activó. Aceptó un par de cosas y la computadora se apagó. Desconectó la flash y la guardó.

Regresó junto a Sunny y sonrió tranquila- Entonces vamos -abrió la puerta y esperó a que su amiga fuera primero.

Recibió el abrazo con gusto, debolviendoselo junto con una sonrisa radiante. Sin dudas, se sentía importante. Le siguió con la mirada, observando todo lo que hacía. Miró por la ventana, sin pensamiento alguno en la cabeza, tenía la mente en blanco, como una laguna. Estaba algo perdida hasta que la voz de su amiga l atrajo de nuevo hacia la superficie de la vida real. Asintió varias veces.

- Ehm, si, vamos -sonrió como tantas otars veces y salió por la puerta abierta que le ofrecía Catrina. Se preguntaba qué cenarían hoy.