Miró al profesor ladeando un poco la cabeza y luego a Catrina ¡Hermanos! Cómo no. Sonrió abiertamente examinando el curioso parecido entre ellos. Esa aparente tranquilidad suya no le gustaba mucho, se sentía como un león enjaulado, necesitaba hacer algo con urgencia.
- Un gusto profe Silvio -si, en efecto ya estaba pensando un apodo para él, pero no le encontraba algúno. Aún no. Tenía que conocerlo mejor, tal vez se llevarían bien.- Creo que necesitaré ayuda con historia -murmuró para si y frunció el ceño, como odiaba esa asignatura. Por poco y no pasaba de cuerso el año pasado. Siguió observando al hombre un rato más. A sus ojos parecía una persona agradable, a diferencia de otros que conocía, los cuales no le gustaban nada. La Señorita Bethany le daba algo de miedo, pero era solo su severidad ¿Alguna vez se reía esa mujer? Era un misterío que le apetecía descubrir.