Otro año en Medianoche

1° Septiembre| 8:27pm |Libre

Caminaba con cierta lentitud debido al libro que leía mientras avanzaba, esquivaba a la perfección a cuanto se le cruzara por el camino. Aunque estubiera realmente concentrada en su lectura la vista periférica le anunciaba el movimiento a su alrededor. De todas formas sabía que en cualquier momento terminaría por el suelo con sus libros desparramados en cualquier dirección y por ende, prefirió sentarse sobre el marco de una venatana.

Cerró el libro y lo metió en su mochila para luego dejarla al otro lado del marco, contra la pared. Se fijó en el paisaje que esta le dejaba ver, el bosqeu era algo que le gustaba y lo mejor era perderse ahí, aunque sabía que no podía, no se lo permitían. Le importaba un rábano. Inspiró aire, apoyando la cabeza en la pared de priedra y sintiendose, al momento, inspirada. Se aomodó, estirando las piernas a lo largo del marco y con la espalda apoyada contra el muro. Con su Diario en la falda y lapiz en mano, se dedicó a hacer algunas acotaciones sobre el día.


"He llegado a Medianoche y se que há pasado tiempo desde la última vez que escribo pero simplemente no tengo qué contar. Alumnos nuevos, profesores nuevos y muchos, muchos rostros conocidos por donde quiera que mire. Hace tres años que estudio en esta Academia y nunca pierde ese toque tétrico y oscuro, me encanta.
Por otro lado, he visto chicos que sinceramente... además de ser... lindos, son demasiado, pues, creidos. Sienten que las chicas solamente tienen ojos para ellos y la verdad es que me molesta demasiado. Son tan vanidosos y no se si llegan a ser narcisistas. En fin..."

Se detubo, mirando por la ventana de nueva cuenta con una expresión en el rostro que solo se podría calificar como una rara mezcla de nostalgia e indignación. "Hombres.." pensó mordaz, sin apartar los ojos del cielo.

Suspiró y volvió la vista al cuaderno, releyendo lo que había escrito hacía tan solo unos escasos minutos. Aún no entendía muy bien la razon de llevar un diario de vida, lo veía un poco innecesario pero le servía para desahogarse en ciertos momentos. Cerró el libro, mirandolo casi con ternura. Había contado la escena de sus abuelos y todo lo que aquellos espíritus hacían en su casa, si alguien leía aquél diario parecería mas un libro de relatos algo sadicos.

Unos brazos la tomaron por la cintura, se tensó de golpe, dando un pequeño salto en el lugar. Se giró para ver a Deacon y frunció el ceño mientras se echaba un poco para atras para evitar accidentes no deseados, estaba demasiado cerca.

- Ahhh, comprendo ¿Querías matarme de un susto? Lástima, aún no muero -enmarcó una ceja mientras sonreía abiertamente.- Hola ¿Qué haces por estas horas aquí? -hechó una miradita furtiva al pasillo "¿Dónde están todos? ¿Realmente me he quedado tanto tiempo aqui?" Obervó al chico medio divertida, tomando su diario. Lo conocía por algunos eventos sociales que organizaban sus padre y demás y no era que le gustase demasiado eso, pero no le dejaba otra opción, o iba, o iba.

Su reacción le divirtió demasiado. En casa era raro que pudiera tomar a alguien por sorpresa, en cambio los humanos eran tan graciosos debido a la sordera de sentidos que hasta resultaban tiernos.

No linda, te equivocas, no quería matarte del susto, simplemente quería causarte un paro cardiaco Bromeó con gestos un tanto exagerados de inocencia Eso debería yo preguntarte miró su reloj El toque de queda esta cerca y tu andas afuera.. yo fui a ver a mi tía Le contestó sabiendo que mentía, tanto en donde fue como que su “tía” realmente era su madre

Posó una mano sobre su boca para amortiguar la risa divertida que brotaba de entre sus labios. Qué facil era hacerla reir con cosas como esas.

- Ah, qué bonito. Bueno, es mas o menos lo mismo -hizo un gesto despreocupado con la mano y se fijó en el cielo, que ya estaba oscuro. Algunas nubes cubrian la luna de a momentos. Sonrió de lado mientras volvia la vista al chico.- Pues, estaba aqui sentada, escribiendo -se encogió de hombros mordiendose levemente el labio inferior, como siempre. Ya se había imaginado su respuesta, demasiado típica. Le mostró a penas su Diario de vida no vaya a ser que le entrara curiosidad y quisiera leerlo. Ni de broma le mostraba.

Le siguió con la mirada, medio desconfiada, apretando los labios mientars se fijaba luego, en los gestos con las manos que hacía. Al escuchar su explicación una media sonrisa divertida e indignada apareció en sus labios. La verdad que ese chiclo que parecía bastante curioso.

- Cierto, y esta explicación solo demuesta que de un modo u otro si querias matarme, logrando que me diera un paro cardíaco y salir de rositas -enmarcó una ceja, como si le hubiera pillado haciendo algo malo o hubiera descubierto un secreto.- ¿Sabes, Deacon? esas sonrisas tuyas me asustan -comentó en tono casual mientras apretaba mas fuerte el Diario para esconderlo de sus ojos curiosos y no dejaba de sonreir divertida.- ¿En serio crees que voy a contarte lo que escribo en mi Diario personal? Que mal estas -murmuró lo último negando con la cabeza en forma reprobatoria y de reproche.

Frunció el ceño mientras Deacon explicaba el porqué de querer, supuestamente, darle un paro cardíaco. A lo último no pudo mas que reir junto con él, el seguirle el juego le resiltaba de lo más divertido, aunque a veces con esas sonrisas suyas dudaba que estubiera bromeando sobre eso. Inspiró aire mientras cruzaba las pientas y miraba por la ventana unos segundos.

- Entonces... no me queda mas remedio que ponerme un custodio -lo miró de reojo, sonriendo divertida. Al ver su explesión desconsertada dejó de sonrier para verle seria, medio avergonzada puesto que era patético. Asintió a sus preguntas- Pues porque parece que piensas cosas malas... en todos los sentidos de la palabra -se encogió de hombros con sencillez, medio distraída viendo su percing, siempre le habían parecido sexys. Su voz le hizo mirar sus ojos otra vez, frunciendo el ceño, pero con una clara sonrisa, una de las mas comunes en ella, una que mostraba con claridad lo mucho que se divertía- A veces está bien ser egoísta -refutó, notando que se le acercaba y su nueva sonrisa. "¡Basta de sonrisas amenazadoras!" le gritó con la mente, aunque su rostro no se inmutó ni un ápice.

¿De los custodios? Le habían puesto custodios para protegerla de sus abuelos supuestamente 'locos', sabía qué era tenerlos respirandoté en la nuca y le mosltaba, hizo una mueca de desagrado, una vez la habían tatado bastante mal. Decidió olvidarse de eso y pasar del tema, dedicándole una sonrisa divertida mientras negaba con la cabeza.

Al principio le hizo sonreir con cierta duda divertida, en verdad le creía aunque le gustaba picarlo, como a todos. Tanto como él disfrutaba de molestarla a ella. Su alegria duró tan poco como la de él, frunció el ceño, sus fracciones habían cambiado totalmente. Podía notar cierta ¿Amargura? No ¿Dolor? Si, eso. Qué bárbaro a todos les dolía algo y ella siempre se los hacía recordar. Suspiró volviendo la vista a su falda, sintiéndose terriblemente culpable.

- Lo siento, suelo cometer estupideces en gran escala sin darme cuenta -comentó como si eso le fuera a ayudar realmente. Como si le aliviara algo, odiaba ver a la gente sufrir, más por su causa.- No eres malo -murmuró, tratando de enmendar aquello. Vaya, pero qué facil se le hacía hacer sentir mal a otros. Su cara sorprendida le dejó pensando para luego, al escuchar la idiotez que decía, carcajearse. Si, en efecto era terriblemente bipolar y sospechaba que él también.

- Solo dime lo que quieres saber y veremos qué puedo hacer por ti -repuso, terca, teztaruda, firme. ¿Qué se creía? Sus lindos ojitos jamás leerian sus lineas, su preciada caligrafía, sus manitas jampas tocarían la funda de sui Diario, aterciopelada y de un tono violaceo. Jamas. Nunca. Se negaba rotundamente.

Le frustraba bastante, pero más le sorprendía al ver cómo se comportaba. Seguía siendo extraña su forma de pensar y Sunny tenía la impreción de que le sería muy dificil entenderle. Muchas veces podía comprender, pero a veces no podía y nunca sabía qué esperar de aquellas personas. Ahora se daba cuenta que Deacon era una de ellas. Se mordió el labio, sintiendose mas o menos culpable mientras le escuchaba.

- A veces lo que digo si son estupideces y creo que deberia callarme en ocaciones -miró la mano que le besaba "Este no es el Deacon que yo conozco ¿Lo habrán raptado los aliens?"Se encogió de hombros, no mucha gente era realmente mala, siempre había un porque- En el fondo no eres malo -repuso, porque como el había dicho, si quería podía ser un 'maldito bastardo' pero nada justificaba que en verdad lo fuera, menos la forma en como la estaba tratando en ese mismo momento.

Otro más que reía con fuerza, le tapó la boca con una mano, con suabidad. Enmarcó una ceja ¿Realmente dudaba de ella? Sonrió de lado, desafiante.

- Porque como bien haz dicho, digo lo que pienso y no tengo motivo alguno por el cual mentirte -se encogió de hombros con sencillez, manteniendo su sonrisa.

Miró cierta incomodidad en Sunny y se retiro de su cercanía

lo siento, olvidaba que odias toda clase de afecto, o muestra de tal Le pico guiñándole un ojos ¿Cómo se supone que te enamore si no me dejas seducirte? Le molestó riendo

Se vió atrapado por las manos de Sunny, su carcajada opacada, no era justo

Le tomo de las manos, sin soltarle pero sonriéndole con cierta malicia Entonces porque no me dejas leer tu diario?.. si eres tan abierta debería darte igual si lo lee alguien o no

Rodó los ojos mientras sonreía divertida, le picaba un poco eso porque a ella verdaderamente le encantaban los mimos y tal, pero viniendo de él era ¿Extraño? No se lo había imaginado jamas.

- Pues, usa la imaginacion, Deacon -rió entre dientes, por lo bajo. ¿A qué estaba jugando? En fin, ni ella misma se comprendía en ocaciones asi que no le sorprendería que él saliera huyendo espantado por tanta poca cordura de parte de ella.- No soy chica facil, en absoluto -enmarcó una ceja y lo decía en verdad. Cuando le tomó las manos, no las apartó hasta que estuvo segura de que ya no reía a carcajada limpia.

¡Atrapada! Puso cara de Poker. Le había atrapado. Se mordió el labio ligeramente nerviosa, cavilando por momentos una respuesta, aunque ya se había imaginado que algo parecido le diria.

- Porque hay acotaciones que no son de tu interés, o no deberian interesarte. -sonrió de lado, se estaba delatando a si misma. Ella estaba dispuesta a decirle al chico lo que quería, pero no había asegurado nada de que no censuraría sus pensamientos.

Deacon rió alzando una ceja de forma retadora, jugando con la lengua el percing de su labio

Ya, tienes razón, debería ser más creativo.. ¿Te gustaría una cita por un castillo hecho de chocolate? claro que jugaba, sus métodos era un poco alejados de lo típico, pero con cada chica tenía un “método diferente” ¿Fácil?... Eso lo he sabido desde que te conocí … es una lástima que no tenga la paciencia necesaria para intentar enamorarte… además sería una lástima, te estimo demasiado como para perderte tan tontamente

Deacon le sonrió burlón cuando miró su cara y soltó una nueva carcajada al verla morderse el labio

Entonces… no eres totalmente sincera Concluyó sabiamente

Otra vez, mientras él jugaba con su piersing ella se perdió. Se lo arrancaría, estaba segura que le sacaría esa cosa del labio para que pudiese mirarlo tranquila y que no le taladrara la cabeza. Al escucharlo, aunque sabía que jugaba, se le luminaron los ojos.

- Creo que me doi a la idea de mi cita ideal. ¿Se podrá alquilar la casa de la bruja de Hansel y Gretel? -comentó divertida. Un castillo de chocolate ¿De dónde sacaba aquellas ideas? Se lo imaginaba y era tan genial que le desilucionaba demasiado el que no fuera real.- Si, de todas formas no creo que pueda enamorarme de ti -se encogió de hombros con sencillez.

Asintió a eso y rodó los ojos, esa risa suya. Atraería a algún profesor y haría que fueran a sus respectivas habitaciones.

- Todo en la vida no se puede -se encogió de hombros y sonrió burlona, divertida. Dijera lo que dijese ella no le mostraría su Diario.

Al escuchar el regalo de la 'prima lejana' de Deacon, Sunny no pudo reprimir una sonrisa medio tonta al imaginarse aquello, de seguro sería uno de los mejores regalos de su vida, no lo dudaba ni por asomo. Miró al chico recomponiendo sus fracciones al instante, mordiendo su labio inferior durante unos escasos segundos para no lastimarse.

- La verdad es que eso, si puediera ser real, seria genial -comentó mientras tomaba su diario pocesivamente otra vez, solo por las dudas. Enmarcó una ceja al escuchar aquello. Ella tenía bien en claro que no le gustaba Deacon, que no lo quería más que a un amigo porque simplemente no le gustaba su actitud. Negó con la cabeza- ¿Ves, ves eso? ¿Te escuchas? Eso es algo que realmente odio, la arrogancia -sonrió encantadoramente.

Observó su rostro, su cambio. Le dió mala espina. Aguantó la risa y apretó más fuerte el libro contra su pecho.

- No -solo se escuchó, jamás dejaría de sostener su postura y nada le haría cambiar. O tal vez, si, una casa de chocolate podría ayudar haciendo de soborno.

Escuchó atenta a las primeras palabras de Deacon para luego hecharse a reir con la finalización de la frase, ya se lo había lastimado varias veces pero jamas tanto como para atravesarlo, le era algo muy familiar, era una manía suya como otras personas se comían las uñas o se tocaban constantemente el cabello o hasta mordían los lápices. Observó el rostro de su amigo unos momentos, se le veía ¿Destraído? Se encogió de hombros y volvió a mirarlo cuando escuchó el ruido del bendito percing.

- Eso espero -una sonrisa de felicidad pura se le dibujó en el rostro de la chica, haciendola lucir como si tuviera cinco años. Aunque aquello le diró poco, rodó los ojos asintiendo.- Lo que sea -alargó la última palabra con desgano. Arrogancia, egocentrismo, nada de eso le gustaba y para ella era todo un solo paquete.

- ¡Que! -abrió los ojos- ¿Acaso lees mi mente? -entrecerró los ojos con desconfianza, aunque sabía que no lo hacía, se preguntaba si en realidad ella era tan predecible o si solo lo decía por la fasinación que provocaba en ella el dulce.

Esa expliucación, el modo en que el chico hablaba y su actitud hizo que, poco a poco, una pequeña parte de Sunny tuviera ganas de levantarse y dejarle hablando solo, por pura indiganción. En cambio, puso cara de poker mientras miraba por la ventana, finjiendo estar distraída y no escucharlo. Eso, todo eso ya lo sabía, pero no podía ser. Justamente, exactamente él había dicho de la casa de chocolate en el mismo momento en que ella lo estaba pensando. Aunque bueno, el chocolate era el dulce más típico y uno de sus predilectos.

- No -replicó con desgano a su pregunta sin volver la mirada. Suspiró con resignación, sin saber muy bien a dónde quería llegar Deacon con todo eso. Lo mió de reojo jugar con su percing, lo consideraba, sin dudas, una característica muy sexy. Ella había tratado varias veces de hacerse alguno, pero jamás le dejaron, asi que optó por hacerse dos tatoos a espaldas de sus padres. Enmarcó una ceja, con la barbilla en alto por la creciente indignación que tras de todo, escondía admiración.

- A eso yo lo llamo... adaptación, eres adaptable según el tipo de chica que te toque -mordió su labio inferior, tal cual antes. Comenzaba a plantearse el hecho de que era muy expresiva, muchas veces su rostro era un libro abierto a sus emosiones y eso le jubaga en contra.

Enmarcó una ceja, adoraba, ama los dulces, pero sabía cuando aceptarlos y cuando no, cuando resistirse y cuando abandonarse a la creciente tentación. En esta ocacion, Sunny no se iba a rendir ante una paleta de cereza, le habían herido el orgullo, cosa que pocas veces pasaba porque ella no era orgullosa ni mucho menos, pero así era Deacon, había metido la pata hasta el fondo aunque no le importara.

- Pues, haces honor a esos benditos genes -entrecerró los ojos, sin tomar la paleta, como si nisiquiera supiera de su existencia. Ella no era de enojarse tanto y hacía mucho no se sentía de esa manera indignada.- Felicidades 'Mr Inteligencia', lograste ponerme de malas -refunfuñó mientras volvía la vista hacia la ventana, ya estaba oscuro, mucho.